Cimarrona
Siempre te vi cual cimarrona,
Líder de una tribu africana;
En tu rostro aún se asoma
La altivez y orgullo de tu raza.
Quizá el clima de Bahía,
Bronceó tu piel lozana,
Creando esa anarquía
Que supera a la arrogancia.
Y en la tormenta interior
Que las pasiones desatan,
Rugen los truenos lejanos
De las cadenas que arrastras.
Pero detrás de ese arrastre
Y el polvo que ellas levantan,
Se forman nuevos caminos
Y se forjan nuevas patrias.
Las estrellas son pequeñas
Cuando es grande la mirada,
Y el luto del firmamento
Torna en relucientes albas.
Es el milagro fecundo
De la semilla que grana;
Ello hace mover el mundo
Y expandirse las galaxias.
Siempre cerca te he de ver
Por muy lejos que te vayas,
Tu semilla germinó en mí ser
Y ahora florece en mi alma.
Los recuerdos siempre unen
Con lazos
de seda y plata,
Llenándolas de perfumes
Con la flor de la mirada,
Flor cuya clave es secreta
Fuertemente custodiada,
Por el viento y las cometas
Que vuelan en nuestra playa.
Hoy las perlas de la luna
Cubren tu cuerpo y tu cara,
Sintiendo al fin la fortuna
Que tanto tiempo olvidara.
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