sábado, 18 de enero de 2020

Un pais en el cielo


El país del cielo 
 

Cuando la tarde cae, la alegre mariposa

Abandona la flor errante del vergel;

Y la serpiente de todas más venenosa

Se sacia de rocío y la esencia de su miel.

Cuando llega la noche, con sus tinieblas de oro,

Miro la blanca sombra con etéreo tul;

Huyo del beso y como un niño lloro

Al perder los destellos de su concha azul.

Cuando llegan las penumbras y el tenaz deseo

Y los fuegos fatuos te llevan a mí,

Ansiosamente a los ángeles felices veo

Porque las sombras de la ilusión danzan ante mí.

La aguja del  Norte es mi puente y consuelo;

La pira de humo que me lleva a Dios;

La tumba está abierta en el país del cielo,

Y allí en lo más alto, viviremos los dos.

 

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