Son las doce. Frías sombras
Pasean sus almas
Por el castillo medieval
Donde los suspiros, se perdieron al surgir el alba.
El brillo de unos ojos rojos
Destacan entre las vaporosas tinieblas
Los cuales, parecen enamoradas luciérnagas
En su lujurioso paseo nocturno.
El deseo del amor del Conde Drácula,
Pide acomodo en tu nívea garganta,
Donde una variz verde
Palpita con su fuego de pasión;
Sus largos colmillos se destacan
De unos labios sedientos de sangre.
Mañana llevarás la vampiresca marca
Al que gentilmente, ofreciste tu alma.
Hoy tu cara, muestra la palidez del
cirio
De trémula y amarillenta llama.
La danza de los muertos
Es en esta noche helada,
El fuego de lo Eterno,
Como Eterna es Transilvania.
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