Siniestras miradas
"Relato gótico"
Sumido
me encontraba en el apacible sueño,
Cuando la ventana de la habitación, se
abrió de repente.
Un puñado de hombres vestidos de
negro,
Entraron por la ventana
Y entorno mía, comenzaron a dar
vueltas.
Con infinito terror asomé un ojo por
entre las sábanas.
¡Quería gritar! ¡Pero no podía!
¡Un miedo atroz me lo
impedía!
Todos ellos murmuraban, sin apartar de
mí
Sus siniestras miradas.
Uno de ellos, por su delgadez extrema,
Creía parecérsele mucho a un tío mío
Al que sólo conocía por fotografías.
Mi abuela me contó que murió y precisamente…
Sus últimos estertores se produjeron
allí,
En la cama que yo dormía.
En el exterior, el viento agitaba las
ramas
de los árboles de la entrada
Como si fuesen retorcidos brazos
Pretendiendo alargar sus manos para cogerme.
Bueno, nos vamos. Creo que todo está
bien,
Dijo el que creía ser mi difunto tío.
Todos los hombres salieron por donde
entraron,
Uno de ellos, portando un botiquín de doctor
de cuero negro.
Tras marcharse, me asomé por la
ventana y vi
Una calesa de aspecto funerario,
Arrastrada por dos caballos, cuyas
crines negras
Casi llegaban hasta el suelo,
Se oyó el restallido de un látigo
Y la calesa comenzó a rodar.
Esa misma noche había sentido la
lluvia
Al chocar sus gotas sobre los cristales.
Y cuando bajé hasta la puerta, observé
extrañado que,
Pese al húmedo camino que guiaba hasta
el bosque,
No había ningún tipo de rastro de
ruedas,
Sólo permanecían todavía humeantes
Las redondas boñigas que los caballos
habían defecado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario