domingo, 5 de enero de 2020

Drácula


Drácula

Allí en la adusta colina

Digna de alabanza y de condena,

Se  ve su sombra proscrita

Como el trofeo de un alma en pena.

Toda la sangre será derramada

Por crueles  dagas hoy malditas;

Para saciar la sed de este vampiro

Que es la flor de estirpes exquisitas.

Sobresaltada quedarás al oír el eco

De agudos sonidos de violines,


Mientras por las torres  vuelan los murciélagos


Dominando  sus confines.

Sorprendida quedará tu alma

Al no ver las nervudas manos

Que voluptuosamente hunde el nácar

De las teclas del polvoriento  piano,

El cual, quiebra el tiempo

Y el futuro enerva,

Con sus acordes inconexos


Y que hasta el alma llegan.

Los ideales avanzan al paso del sigiloso vampiro,

Cuya magia busca con locura extrema

El permiso de su amada,

Para extraer el elixir de sus venas.

No tiene miedo, ni terror,

Aunque las estancias  yertas


Desprendan el enigmático vapor

Oculto entre las hiedras.
 
Drácula ya escogió a su doncella,

Latente espera su corazón,

Como la luna  su derrota espera;

Y que hoy, como la sangre es su fulgor.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario