domingo, 28 de octubre de 2018

Parias de su sino


PARIAS DE SU SINO
 

Con ojos velados, el labriego mira todos los días el espejo del cielo, esperando atisbar alguna nube frugífera con la que puedan beber sus campos.
 
Pero el sol arroja sus centelleantes lanzas. Su tierra abrasada se resquebraja; los cultivos marchitos clemencia piden.
 
Hasta los rocíos de antaño cual manantiales de perlas en la alborada, quedaron en las nubes del olvido. 
 
 
Triste es el devenir de los mortales, cuando se aferran a una lucha clandestina, siendo sabedores de que son parias de su sino,
 
Los campos, dice: son como los malos hijos. Los crías y se marchan, mas al volver arrojan sus iras al igual que la plomiza nube que nos sucumbe con tempestuosos rayos.
 
El que no siembra no recoge; mas el que siembra y no recoge, pierde dos veces.
 
Hoy me pregunto, si no sería mejor permanecer estéril y dejar los campos yermos.
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