viernes, 30 de junio de 2023

Las nubes de mi vida

 

Las nubes de mi vida

 

Hace cuarenta años, observaba esta parte del cielo;

Había otras nubes que el viento movía

Y alejaba hasta el horizonte ignoto.

Yo, me veía como un pequeño insecto

Cuyas alas ceñidas de pegamento

Me impedían seguir su estela.

¡Qué grande me parecía el mundo!

¡Qué indómito!

Pero en realidad, era yo quien estaba domado,

Quizás, preso por unas verjas

Que, de momento, para lo único que servían

Era para ganar un pequeño salario.

Envidiaba a las nubes viajeras,

Pues desde su privilegiado mirador

Las veía libres de ataduras ajenas.

Quería huir de allí;

Pero dichas ataduras eran como cadenas

Que arrastra el esclavo sometido a su señor.

Las nubes tenían la capacidad

De juntarse con otras nubes,

Para ser más voluminosas,

Más fuertes, gracias a sus lazos afectivos.

Lo único que podía hacer era soñar,

Soñar con ser una de esas nubes viajeras

Que, en principio, surgieron de la nada,

Y yo, era otra nada multiplicada al cubo,

Un insignificante corazón palpitante,

Lleno de ilusiones,

Rodeado por un mundo inmenso

Donde todo eran órdenes y sudor amargo;

En definitiva, un  cuerpo magullado 

Por los esfuerzos de sobrevivir.

Cuando nada se tiene, todo se desea;

Pero la suerte me era esquiva,

El único consuelo era ver que resistía.

Otros como yo,

 Bien  acabaron ahogándose en sus preocupaciones,

O rotos en mil pedazos como el cristal que estalla.

Viendo estas desgracias me alentaba:

¡Yo sigo vivo! ¡Qué suerte tengo!

Pero hasta la fecha,

Sólo era un cronista de recuerdos sombríos.

¡Pobre Javier, con lo simpático que era!

¡Pobre Pablo, que vivió con temor,

Y no supo abrir la puerta del coche

Cuando éste se calló en el canal,

Cuando a medio metro de su cabeza

Estaba el aire puro!

Luego, otras muchas personas se quedaron

Agotados por el camino de la vida.

Quizás viendo las mismas nubes que yo vi,

Mirando el mismo horizonte

Que yo, deseaba abrazar.

Las nubes, podrán cambiar de aspecto;

Pero siempre tienen la misma misión:

Fecundarse para alegrar la tierra

Con su húmedo aliento.

Después de cuarenta años,

Sigo viendo nubes, sigo soñando,

Sigo con los mismos deseos.

El cielo, es la sala

Donde se proyectan nuestras películas,

Con nuestros dramas, nuestras comedias…

Y… de momento…

Yo, soy un cinéfilo, que, afortunadamente,

Entretengo mi tiempo

Viendo pasar las nubes de mi vida.

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