Frías
sombras
El tiempo puso entre los dos
distancia;
¡Qué infinita amargura y qué agonía!
Es sentir el frío en esta estancia
Por más leña que a la hoguera yo
metía.
Más no era la seca leña,
Sino el frío de la muerte quien
prendía;
Mientras las vaporosas sombras,
mis gestos y ademanes repetían;
mis gestos y ademanes repetían;
Viejas sombras que te ayudan a morir
Y que en la habitación sin vida se
extendían.
Se remangaba los brazos tenebrosos
Donde ya gélidos, los recuerdos yacían;
Más no era un poeta ilustrado
Que románticos versos escribía;
Sino las frías sombras del alma
De un hombre entretejiendo naderías.
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