La rueda de la vida
Te fuiste como quien va
para comprarse
tabaco,
para nunca regresar
de ese misterioso
estanco.
Me pregunto qué pasó
en este tiempo
tan largo.
¿Quién fue el que te secuestro
y te arrancó de
mis brazos?
¿Alguien que te amara más que yo?
Esa posibilidad descarto.
Me lo dice el corazón
y lo demuestra mi llanto.
A veces, el que está arriba
sucumbe y queda debajo,
y la rueda de la vida
te aplasta y convierte en fango.
Mas la persistente rueda
siempre seguirá
girando,
movida por anatemas
y por crueles
quebrantos.
El que ahora vive feliz
beberá tragos
amargos,
como la amarga raíz
del ajenjo
solitario.
Mas quien probó su amargor
le pasará lo
contrario,
y encontrará el dulzor
en la fuente de otros labios.
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