Caperucita Roja
Estaba caperucita roja
Metida en una botella;
La quise mantener fresca
Y la metí en la nevera.
Pero se me cayó al suelo
Cuando quise abrir la puerta.
Allí derramó su sangre
Fruto del sol y las piedras;
Nunca sabré a qué sabía
O si era dulce su néctar,
Ni el efecto que produciría
En mí atolondrada cabeza.
Sólo su caperuza roja
Quedó para mí intacta,
Y en mil añicos hirientes
Expuesta quedó su alma.
Y al recogerlos del suelo,
Me pinche sin darme cuenta;
Mi sangre, se mezcló con la suya
Y en sus mostos aún fermenta.
Ya no sirvió para nada,
Si acaso para aprender,
Que tan sólo fui un lobo
Que la pretendió beber.
Y fue esa magna ambición
La que me hizo perder.
No se puede tener todo
De algo hay que desprender.
Y ella, encontró ese modo
Antes de violar su intimidad,
Pues aún estando en botella
Su alma quería libertad.
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