¿Quién
se ha llevado la luz?
Es esta soledad mía,
Soledad de relámpagos;
Sus culebrillas de fuego
Desatan su energía
Estremeciendo mis párpados.
Tiemblo cual niño asustado
Que está triste y solitario,
Apartado de un mundo
Que en el amor hace estragos.
Estoy aquí confinado,
Enjaulado como un pájaro,
Que quiere volar y no puede
Recibir la bendición
Y el calor de tus abrazos.
¿Puede haber algo más triste?
Digo que no, sin dudarlo.
Para aprender, perder,
Y perder, siempre ha tocado,
Como se pierde el sudor
En un cuerpo fatigado.
El cielo se me derrumba
Y me azota con su látigo,
Señalándome la espalda,
Como si fuese un zarpazo.
Hay que sufrir al comienzo
Antes de alcanzar la gloria;
Más la gloria, es como un lienzo
Dibujado en la memoria.
Hoy sus colores son ocres
Y grises difuminados,
Sobre unas sombras azules
De algún cielo esperanzado.
Quizá haya un rayo de luz
Que me haga ver lo contrario,
Y todo se vuelva verde
Como verdes son los prados.
¿Quién
se ha llevado la luz?
¿Fue quizá algún centauro?
¿O
fue tal vez un caballo
Mitológico y alado?
Quizá fuese algo terrenal
Que tiene piernas y brazos,
Broncíneo es su color
Y el corazón de titanio.
Lo cierto es que se fue
Y solo aquí me ha dejado,
Entre una bruma tan densa
Que no acierto a averiguarlo.
A través de la ventana
Creo que despunta un rayo,
Quizá es un rayo de sol,
¿O es el brillo de un topacio?
¿O es el fulgor de una perla
Que surgió del Océano?
¡Ojala tuviese voz
Para así comunicármelo!
A ella le preguntaría
Ella, que es juez y mi árbitro,
De si
ya este partido
Lo ha dado por acabado.
En el espejo del alma
Su imagen se me ha grabado;
Es reloj de muchas horas
Perfectamente engrasado.
Ella sabe lo que quiere,
Y yo, aún lo estoy buscando.
Y con esta confusión
Donde reina lo pasado,
Busco un futuro mejor
Pues mejorar es humano.
Más puede que me equivoque
Porque un día di un mal paso;
¿Quién no ha tenido en su vida
El amargor de un fracaso?
Hoy quiero rectificar,
Rectificar es de sabios,
Y si volviera a empezar
Desandaría lo andado.
Me apoyaría en la verdad
Y le hablaría muy claro;
Pues fue por mi cobardía
Y por temor al fracaso,
Por lo que subí a la colina
En vez de buscar atajos.
Era altísima su cima
Y cuando miré hacia abajo,
Se me apoderó el vértigo,
Un vértigo tan profundo
Que allí me quedé encallado.
Yo no soy equilibrista
Que anda por la cuerda floja,
No había red sobre la pista
Yo tan sólo era una hoja,
De una rama desprendida
Que el viento su fe despoja.
¡Ojala de nuevo el viento
Me arrastrara a la llanura!
Donde están los sentimientos
Y donde el amor perdura.