domingo, 9 de febrero de 2020

Sirenas seductoras


Sirenas seductoras

 

Acostada eternamente allí en la playa

Permanece la dulzura del nácar de sus sueños.

Renacen los astros y las  sirenas seductoras,

Amantes sin amor, de senos de oro y ojos de lirios.

Vieron hundirse al corsario

Bajo las espumas profundas,

Y entre sollozos roncos,

Sombras ignotas,  gritos y rumores,

Yacen en los abismos,

Donde las perlas nacen y mueren.

La sangre mancha el mar inmenso

Tragado por la noche victoriosa;

Legión de estatuas, inquietas y vibrantes

Se toman de la mano y

Suspiran los ídolos sombríos.

La dulce tibieza de la tarde

Llenan las venas del escultor salvaje,

Taladrando los abismos

Con sus ojos de diamante;

Mientras el alma de  los dioses

Vagan por los lechos insondables

Reclamando los  imperios de la carne,

Bebiendo cual jinetes fantasmas

Que se eclipsan bajo el oro reluciente

Del copón  del vino divino.

Los demonios traicioneros

Apuran los elixires de la gloria

Arrastrados por los anzuelos

De los sueños y los delirios.
 

Mi corazón extasiado

Hoy les pide a las sirenas

Que abandonen sus olas,

Que cabalguen  a lomos del viento,

Que vuelvan junto a mí

Y  desaten los nudos de mi red.

 

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