Paul
Newman
(1.925-2.008)
Dios no se conformó con darte una cara
bonita.
Quiso además que lucieras la mejor de
las sonrisas;
Y por si fuera poco, regaló dos
diamantes azules
Para que lucieran con el fulgor de mil
luciérnagas.
Fuiste y serás leyenda, el rey de las
carteleras;
Conquistador sin igual de princesas y
plebeyas.
Tu nombre sigue sonando en la meca del
cine.
Tus
ojos son referencia y siguen
siendo considerados
Los más seductores de la historia del
séptimo arte.
Yo además destacaría algunas contradicciones:
Interpretaste El buscavidas y no lo fuiste en la vida real.
La
leyenda del indomable, sólo te domaron dos.
Camino
a la perdición. El camino se perdió contigo.
El
golpe, lo diste tú al bajarte los honorarios
para que,
Susan Sarandon, no se sintiera
discriminada por cobrar menos.
Marcado
por el odio. Quizás odiabas las guerras
Las
grandes desigualdades, el abismo la miseria.
En
La gata sobre el tejado de cinc, Siempre habías saltado vallas altas, y por costumbre quieres hacerlo
siempre;
Pero no siempre se puede conseguir;
Puedes caer y romperte las piernas.
“Aún con los ojos cerrados te veo siempre” (Elizabeth Taylor)
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