Pulp
Fiction
Tumbada en el suelo,
En la mano derecha sostiene
un pitillo,
Con la mano izquierda el
dinero
Y siempre mirando con ojos
pillos.
Quizás preguntando ¿por qué
miras?
Observo tu vestido negro,
Zapatos con tacón de aguja,
Y el peinado a lo Cleopatra.
Más nada de eso tendría
importancia
Si no dijera que te miro
porque me gustas.
Ya sé que no sabes quien soy
Y jamás podrías imaginarlo,
Pese a que tienes una pistola
Quizás cargada frente a los
intrusos.
Ni que decir tiene que tus
ojos disparan
Pensamientos furtivos
Como diciendo. ¡Cuidado
conmigo!
podría acabar contigo
Antes de que se desprenda la
ceniza del pitillo.
Todo podía ser posible en ti
Hasta convertir tus uñas en
garras
Y tus dientes en colmillos de
felinos.
Mas debo decirte que,
No pretendo causar daño
alguno
Sólo me embriago de viento y
de deseo,
Pues estoy seguro que roto el
círculo
Vicioso y depredador,
Serías tan dócil como una
paloma blanca
Transportando en su pico una
rama de olivo,
Y tus senos serían la fuente
Donde bebería todos los días
Para colmar mi sed y mi
fuego.
Bailaría contigo la danza de
la cobra
Cuyo veneno, no mata
Sino que por el contrario, da
vida,
Pues antes de conocerte, yo estaba
muerto.
Yo era un joyel sin brillo,
Un alma demacrada,
Una fruta sin sabor,
Una flor cerrada sin
fragancia alguna,
Y tú, cual rayo de luz
proveniente del sol
Avivaste mis sentidos
Y los deseos que caracterizan
a un hombre.
Ahora chocan nuestras miradas
Y tú, preguntas cuando;
Ahora mismo te indico,
Y para empezar
Daría una larga calada a tu
pitillo
Para liberar así tu mano
derecha
La cual pondría en mi corazón
Para que sintieses mis
latidos amorosos,
Después... Todo lo que se
pueda soñar.
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