viernes, 2 de septiembre de 2022

Como un inadaptado

 

Como un inadaptado

 


El día está siendo demasiado largo.

En el trascurso del tiempo

¡Cuántas cosas han sucedido!

Pero todas, son cual fanal dormido,

Incapaz por sí solo de  alumbrar

A los sueños  que, errantes,

Vagan por horizontes ignotos.

Me desperezo de la monotonía

Para sacudir el polvo que petrifica el espíritu;

Y una vez limpiado de impurezas,

Quedo arrobado por esas efigies

De espíritu encarcelado en su flor,

A veces preguntándome:

Si tras los  muros de pétalos rosas,

Se esconden estambres amarillos.

El brillo de esos  ojos

Chocan con el pérfido asfalto,

O la hipnótica pantalla del teléfono móvil;

Como si todas las respuestas fuesen consagradas

En la sacristía de su abstracta nebulosa.

Mientras, los zombis terrenales,

Pasamos olímpicamente

Del caluroso afecto;

Pues el afecto,  para estas flores pétreas,

Es una palabra olvidada o inexistente

Tanto en su diccionario,

 Como en su mágica pantalla.

Las dejaré pasar

No estoy en condiciones de vadear un río

 Sin ningún tipo de corriente.

Por el contrario, sí que  pisotearé los  pétalos

Que esas flores van rociando,

Pues carente de fragancias,

Para lo único que pueden servir

Es para formar parte del pedregal silente,

Por donde algunos lacayos del amor

 Y me incluyo, paseamos todos los días.

Ya sé, que más de alguno pensará

Que soy un inadaptado

A esta época que me ha tocado vivir;

Pero en realidad, 

Soy  cual inconformista pajarraco,

 Capturado en la densa jungla,

 De plumaje multicolor y parlanchín,

Y  que a lo mejor, sin venir a cuento,

Repite las cosas que anteriormente ha oído.

 

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