miércoles, 22 de abril de 2020

Enterrada mi pasión


Enterrada mi pasión

 


Ella, era la  alta cumbre,

 La imposible de escalar;

Pero un día de esa cumbre

Se desprendió una roca

y justo a mis pies fue a parar.

Y al tenerla tan cerca

La quise  tocar y acariciar…;

E incluso le expresé mi amor;

Pero era  roca de sentimiento glacial.

Mis palabras resbalaron en su piel

Como si estuviese acostumbrada

 A recibir todo ese tipo  de verborrea,

Y dentro de su corazón, práctico e inexpresivo,

Seguramente se reía de mi ardor.

Le dije que no era una roca,

Que ella, era para mí,  un diamante,

O una gema verde de gran valor.

Y cuanto más efusivas eran mis ocurrencias

Más bella resultaba para mi corazón.

Por mucho que me mostrase sus arrugas

Y me desvelara  sus puntos débiles,

Yo, cada día la veía más hermosa,

A la vez de más fuertes sus convicciones.

¡Qué segura es la roca cuando nació en la cumbre!

Poco le importa que ahora sea una piedra

Que  hasta el llano rodó;

Quizá espera se haga polvo

Para que el frío viento de la tempestad

  Pueda elevarla nuevamente a la cumbre.

¿Pero y qué pasa con el que de ella se enamoró?

Él no tiene la culpa de que le gusten las rocas;

Como las rocas no tienen la culpa de ser gustadas.

La tormenta ya se había desatado en el horizonte

Y ella, sólo tenía ojos para ver ese horizonte.

Aun habiendo perdido una  de sus pestañas negras

Y regalado al que le declaró su amor.

La roca ya está siendo arrastrada

Al lugar  donde  se desprendió;

Y en el árido desierto de mi vida,

Queda  enterrada mi pasión.

 

 

 

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