Se podría interpretar mal
Fuertemente proclamabas
Que solamente rozó;
Hasta sentir el hinchazón
Que
tu vientre presentaba.
El
espino traicionero
De
aguda espina dorada,
Quedó
en tu vientre incrustada
Portando amargo
veneno.
¡Si
me la metió muy poco!
¡Si
apenas sentí el pinchazo!
Sólo
un leve escalofrío
Me
produjo aquel raspajo.
Luego
me empezó a picar,
Como
si un voraz gusano
Se
intentara alimentar
De
mi vientre ovalado.
Y
de la herida infectada
Salió
un líquido viscoso;
¡Qué
mala leche tenía
Aquel
espino dichoso!
Y
es que la espina que daña
No hace falta meter toda;
Hiere
como una guadaña
Que
siega todo que roda.
Del
espino que se oculta
Siempre
hay que tener cuidado;
Hace
daño y nunca indulta
A quien confía
demasiado.
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