Somos
unos caníbales
Somos unos caníbales,
Nos comemos todo lo que nade,
corra, o vuele,
Con tal de que tenga un corazón.
¡Pobres cerdos!
¡Pobres pollos!
¡Pobres corderos!
¡Pobres…!
¡Engordar para morir!
¡Pobres toros!
Que después de ser mareados por un
trapo rojo
Para diversión de los espectadores,
Se
acaba dándole la estocada,
Para después, satisfacer nuestros instintos
caníbales.
¿Y la cabra? ¿Qué aliciente tiene el tirarla desde el campanario? Sino para ver en qué estado
queda.
Pero son fiestas. Y en fiestas,
todo vale,
El caso es que la gente se divierta pese a los
males ajenos.
¡Qué mal nos hicieron!
¡Qué tiranos nos hicieron!
¡Qué torpes!
¡Qué cortos de miras!
Cuando se extingan los animales
Al igual que Saturno,
Nos comeremos a los niños,
Por el mero hecho de que son
proteínas,
Y por último nuestros propios
órganos.
Alguno dirá que exagero;
Pero es lo que veo por el camino
que vamos.
Yo, en lo único puro que creo,
es el viento,
Pues tiene la facultad de estar en
todas partes,
Y el único, que es capaz de guiar a
las nubes
Por los senderos del cielo.
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