viernes, 3 de septiembre de 2021

Ensoñaciones en la tercera fase "La sonrisa del diablo"

 

Ensoñaciones en la tercera fase

“La sonrisa del diablo”

 

Es sorprendente lo que puede levantar el ánimo una sonrisa; Máxime, si dicha sonrisa es ofrecida por el ser que deseas y  atrae.

En esta ocasión, duró tres segundos; Pero dicha energía, puede prolongarse en el tiempo, quedándose esa instantánea grabada en tu mente. Independientemente de que puedan acaecer otros motivos capaces  de causar desazón o lágrimas; O tengas obligatoriamente que fijar tu atención en otros menesteres que, la vida, nos  obliga a resolver para que sea más llevadera.

Mas cuando esta clase de situaciones suceden y las ves superadas, inevitablemente piensas que es gracias a aquella benefactora sonrisa.

Dos almas chocan de frente y obran el milagro.

¡Me ha sonreído! Te dices pletórico de alegría.

¿Pero qué hubiese pasado si pasa a tu lado y esquiva la mirada? Seguramente habrías pensado que tu presencia le molesta,

Que le da igual si llevas sangrando el corazón o la frente.

Cuando la sonrisa se torna en indiferencia, te lamentas y maldices: ¡Ojala te preñe un camello y te deje su joroba en el vientre!

¡Ojala  te retuerzas de dolor y sea infinito el dolor de tu parto!, ¡ojala…! ojala…!

Bueno, habéis notado la diferencia ¿no?

Yo también: ¿pero y ella?  ¿Se habrá parado a pensar algo así?

¿O su ja-ja-ja, y ji-ji-ji, la exime de tener esos pensamientos transcendentales? De ser así, sólo será un objeto andante y sin sentimientos. ¡Ella se lo pierde! ¿Porqué cuánto puede durar el baile de su fiesta? ¿Cuánto tiempo puede durar el brillo de su trono?

Lo cierto es que no puede durar mucho porque la vida es corta.

¿Y le valió la pena? ¿O eso es como el dicho:  pan para hoy y hambre para mañana?

El pan de hoy, ¡qué te aproveche!  Y el hambre,  no esperes  que sea yo quien te la alivie

¡Cómete el tridente del diablo maldita bruja, pues con él, es con quien te enviaré!

Aunque pensando…pensando, me pregunto: ¿No será que esta mujer se coloca  una máscara sonriente y luego, se viene arriba  presumiendo de sonrisa? ¿No será acaso esa, la sonrisa triunfal del diablo?



Seguramente convivirá con él y comparta su maldita gracia; Para luego conversar sobre cuántos ingenuos han picado su anzuelo. ¡Ah! Porque esa es otra posibilidad, la que se regocijen  a dúo, como si fueran  comadrejas chupando los huesos de una gallina. Sin importar los sentimientos ajenos.

De ser así, y pese a la ventaja que llevan riéndose de la ingenuidad de las personas, la ingenuidad, tiene por  defensa  la misma ingenuidad.

¡Yo no tengo la culpa de ser un ingenuo!

¡A mí, me hicieron de esa forma! La culpa pues, es de quien otorgó dicha desgracia. Luego entonces, cabría pensar que en realidad, no  están riéndose de mí, sino de aquel que me hizo. Y si el que me hizo, consiente esta humillación, entonces es para pensar por muy ingenuo que uno sea, que, el que me hizo, y el diablo, provienen del mismo vientre. Y por tanto, de la misma madre. Y que esta, tiene dos caras: una  triste, y otra,  sonriente. Y que cada cual, la ve distinta según el perfil que en esos momentos se encuentre.  

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