Tu eslabón perdido
Hay un eslabón perdido
De tu herrumbrosa cadena,
Allí, hay unos años vividos
Que avergüenzan o dan pena.
En ellos, conociste a tu marido
Que en ti encontró dicha plena,
Más se sintió malherido
Al colocarle las cuernas.
Otro hombre había apetecido,
Tenía el fulgor de una estrella;
Más su fulgor fue vencido
Por tu singular belleza.
Y en el pajar solitario
Libre de ojos que acechan,
Desfogaste tus instintos
En la florida primavera.
Ese día dejaste marca
La mota que todo impregna:
El chupón de tu garganta,
La brizna que el pelo enreda.
Para cicatrizar su herida
Te pagó de igual manera,
Sin saber que tú seguías
Con sigilo todas huellas.
Y en el club de la ciudad
Donde hay mujeres espléndidas
Él entró sin reparar
Que el que va allí no regresa.
Nada en tu vida sería igual
La ruptura era inminente;
Hoy llama para empezar
¡Pero no le escuchas! ¡No lo quieres!
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