¡Quién
se lo iba a decir!
Ella, se sentía soltera,
Y como fruto de un hechizo,
Se acostaba con cualquiera
Ya que antes no lo hizo.
Todo era muy divertido,
Vivía sensaciones nuevas,
Lejos quedó su marido
Para controlarla a ella.
Y con esa libertad
Hizo de su capa un sallo,
Yendo un mal día a parar
Con uno que no está sano.
Contagió su enfermedad
Para el resto de sus años,
Que habría de sobrellevar
Cual sello bien acuñado.
Era enfermedad venérea,
Habría que tener cuidado
Con el flujo vaginal
Y el semen eyaculado.
Ahora necesita de goma
Para evitar el contagio,
Pues acechante se asoma
Ese león solitario.
¡Quién se lo iba a decir
Si era guapo y musculado,
Pudiendo hasta presumir
De ser un adinerado!
Dinero que no sirvió
Para matar el gusano;
Sino que éste engordó
Y se afincó en otros labios.
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