Contradicciones
Hoy, veo un desierto sin dunas,
Una planicie de arena
Tostada por el sol abrasador;
Es una estampa que da pena,
Pues no hay ni vida, ni amor.
La planicie de un lago de ojos
Que ríen y lloran al mismo tiempo,
Nada hay que lo perturbe,
Ni las piedrecitas que a su linfa arrojo.
Así cayese del cielo un meteorito
Se lo tragaría de igual manera;
A veces, los días salen grises,
Y se convierten en proscritos.
Y se convierten en proscritos.
No lo puedes remediar,
Ni aún profiriendo gritos de libertad.
Allá
a donde quiera que mire
Siento la tristeza del pájaro
enjaulado
Que no le sacia la comida
Y se siente incomodado;
Quiero dormir, quiero volar,
Quiero sentir lo que es amar.
Pero el siroco de cálido aliento
No puede reverdecer la flor
Que languidece en mi corazón.
Sólo un desierto de arena,
Sólo un lago sin ningún color;
Hoy, nada vale la pena,
Hoy, sólo hay tristeza en mi interior.
No sé si subir por las escaleras
O subir por el ascensor,
O aferrarme a la enredadera
Del desprecio y del rencor.
Más ruge el viento del alma
Cual céfiro de pasión,
El me aconseja y me calma:
-“Tu momento aún no llegó”
Cuando el cobre de la aurora
Peine las sierras con su luz,
Habrá llegado tu hora
Y aliviará el peso de tu cruz.
El mundo es desagradecido
Por más que te empeñes tú;
Huye del jardín florido
Que seca con prontitud.
Pues lo que hoy está verde,
Mañana será amarillo;
Mil gusanos hay que muerden
Y voraz es su apetito.
-El momento aún no ha llegado,
O el momento ya pasó,
Quizás esté equivocado;
Quizás, ni la arena, ni el lago,
Ni el jardín, el mi vida existió.
¿Entonces quién soy yo?
¿El grano de arena, la gota de agua,
O la piedra que se hundió?
Quizás lo sepa mañana
Si mañana luce el sol.
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