El poema
que escribí para ti
Las hojas en otoño
Se empiezan
a caer,
Se entristecen
los árboles
y al verlos, yo también.
La lluvia de
gotas frías
De aquel
triste atardecer,
Se clavaron como
espinas
En el fondo
de mi ser.
En el parque
no hay flores,
La fuente
tiene sed,
Se acercan
los gorriones
Y no pueden
beber.
La fuente de
pasiones
Que brotó en
mi juventud,
Se secó como
las flores
Al llegar la
senectud.
Hoy veo las
calles vacías,
Ha comenzado a llover,
En tormenta
repentina
Al igual que en el día aquel.
Más he
salido en tu busca
¡Pero no te
logré ver!
La lluvia
tuvo la culpa
Y si no, ¿dime
tú quién?
Bajé por la
Avenida
Y hasta el
parque yo llegué,
Con la ilusión
renacida
De verte ¡Y
no te encontré!
La fuente
seguía seca,
Al igual que
en la niñez,
En que mi
boca sedienta
Te pidió a
ti de beber.
Mi vida es
la del gorrión
Que fue a la
fuente a beber,
Y allí tan sólo
encontró
Un cruel
atardecer.
“Hoy leyendo
este poema
Que yo
escribí para ti,
Me he puesto
más triste
Que cuando
lo escribí”
***
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