Mi
pequeño egoísmo
A causa de mi pequeño
egoísmo;
Quise descubrir que había
detrás
De aquella puerta
entreabierta
Y lo hice apresuradamente,
Sin pedir ningún permiso;
Sin medir las inmediatas
consecuencias.
¡Lo siento! No quería causar
dolor alguno.
No puedo retroceder en el
tiempo
Y lo hecho, hecho está;
Pero llegado a este punto
crítico,
Veo desproporcionado el
castigo infringido,
A fin de cuentas, nada toqué,
Todo lo dejé igual que
estaba;
Lo único que alteré, fue tú
ánimo
Quizá provocado por un día
borrascoso.
Me siento con el deber de
pedir perdón
Aunque hora, cuando nos cruzamos en
el camino
No saludas, como si de
repente
Me hubiese convertido en el hombre invisible
Navegando por la rizada ola;
Sin saber contra qué
acantilado habré de chocar
O si por el contrario,
Habré de Alcanzar una playa
Donde las esfinges tornan
vida,
Y alguna en especial quizá
pregunte
A modo de reproche:
¿Por qué no insististe más si
tanto lo deseabas?
Reconozco que a veces soy un
cretino;
Pero a pesar de ello,
Ya tengo golpeadas las dos
mejillas
Y el sonrojo se me ve a la
legua.
Dicen que detrás de la
tempestad
Llega la ansiada calma;
Y cuando esta calma llegue,
Sólo ansío que esta vez
Seas tú, la que sin pedir
permiso
Se decida entrar en mi
corazón.
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