De
aspecto frívolo
No la conocía, más mi primera
impresión
Fue juzgarla por su aspecto frívolo;
No tenía ningún derecho. Fui injusto.
A fin de cuentas, ella era una persona
con sentimientos,
Aunque dichos sentimientos
Los cubría con la larga capa de su aspecto.
Quizá otros pensaron lo mismo que yo:
“Que era una buscona que intentaba
reírse del mundo”
Ignorando que el mundo lo hizo antes
con ella.
Buscó la salida; pero la puerta que
encontró
La llevó a lo subterráneo, carente de
toda luz.
¿Eres tú la luz? Si eres, ¡dásela!
De lo contrario, ¡déjala en paz!
No le eches más tierra encima.
Las lombrices, en un momento u otro encuentran la luz
Y ella, algún día la encontrará.
Aunque cabe la posibilidad, que la luz
del sol
Acabe deshidratándola y por tanto,
matándola.
La vida tiene estas paradojas
Que son las sombras de las cavernas la
que te mantienen vivo
Y cuando afloran los sentimientos, te
destruyen.
Cada cual debe seguir su camino
Aunque intuya que va contra
corriente,
Pues es posible que sean los otros
los equivocados.
A cien millones de moscas, puede
atraerles la porquería;
Sí, son muchas, ¡pero con muy mal
gusto!
La mayoría no siempre tiene razón
Ni están en posesión de la verdad;
Al contrario, se mueven por inercia
Para demostrar que están vivos,
Aunque su espíritu esté muerto
Y el baúl de sus emociones, vacío.
El viento a veces, azota la cara y
curte,
El sol broncea la piel; pero por mucho
tiempo, tuesta.
Todo tiene sus inconvenientes, nada es
idílico,
Salvo los sueños; pero al despertar, te
decepcionas...
¡Sólo era un sueño fruto de las
fantasías del alma!
Mas son fantasías que te hacen volar sin tener
alas,
O navegar por autopistas marinas
Con un barco que no tiene velas ni
motor alguno.
Todo se consigue en sueños
Hasta el amor con sus locas orgías.
Quizá debamos conformarnos con ellas
Pues el sueño goza de libertad y te
hace rey.
La realidad frustra, y sólo las
lágrimas
Son conscientes de ese espectro que forjamos de hábito,
Y que vulgarmente llamamos vida.
La próxima vez que te vea de frente te sonreiré;
Y si me preguntas por qué,
Te diré que yo, soy exactamente igual
que tú:
Una lombriz que en su caverna
Se retuerce para descubrir la luz.